domingo, noviembre 09, 2014

Gran cañón

Hola de nuevo!!!.
Hoy os traigo una breve reseña sobre otro sitio magnífico en Estados Unidos, se trata del Gran Cañon  del Colorado, un lugar que merece la pena visitar, y os prometo que no os dejara indiferentes, a mi me impresionó mucho y es de los lugares más bonitos y grandiosos que he visto en mi vida.
El Gran Cañon esta situado al norte del Estado de Arizona, atravesar este Estado en coche es como estar dentro de una pelicula de John Wayne, como datos históricos, el presidente Theodore Roosvelt fue uno de los promotores de este entorno y de su reconocimiento como lugar emblemático. 
Una curiosidad, contaros que en realidad, el Gran Cañon fue descubierto por un español Francisco de Ulloa, que tomó la desembocadura del rio Colorado, dándole el nombre de San Andres; dejando al margen la historia, continuemos con nuestro propia expedición.
La noche antes de ir al Parque nos alojamos en Williams, un pueblo desde el que iniciar la ruta para llegar hasta el Gran Cañon.
Williams es una población de unos 3.000 habitantes y es conocida además, por ser punto de paso de la famosa ruta 66.


Deciros que si tenéis pensado viajar a la Costa Oeste y quería visitar varios Parques Nacionales, es mucho más rentable comprar una tarjeta-bono que os permitirá pasar a la mayoría de ellos por un precio de unos 70 dólares, en nuestra caso, la amortizamos.

Al amanecer emprendimos nuestro camino hacia el Parque. Salimos muy temprano porque el calor en Agosto es sofocante, hablamos de temperatura superiores a 45 grados, mi recomendación es que no toméis a la ligera las indicaciones sobre cubrirse la cabeza, llevar ropa fresca, proteccion solar y muy, muy importante, llevar provisiones de agua, no es ninguna broma, todos los años ocurre alguna desgracia por hacer caso omiso estos consejos, así nos lo comentó un guarda forestal. 



Comentaros que la atención una vez accedéis al Parque es excelente, el personal es muy amable. Al llegar, dejamos el coche en uno de los aparcamientos, ya que existe transporte en pequeños autobuses de un punto a otro del Parque, está bastante bien indicado y hay mapas indican las distintas rutas que podéis realizar.
Visitar el cañón en un día es imposible, es tal la extensión, que en nuestro caso, decidimos hacer alguna ruta a pie para admirar algunas vistas y disfrutarlo sin prisas y sin plan establecido.




No puedo describir lo que sentí cuando me asomé al primer saliente y vi la inmensidad, el vacío...., y al fondo del cañón, la vista de un pequeño río que da nombre a este lugar, el río Colorado, parece increíble que la erosión fuera capaz de crear semejante paisaje con la belleza que lo hizo.
Continuamos hasta media mañana caminando hacia el interior del Cañón, y aquí sufrí en mis carnes lo que tantas veces había leído, la temperatura es más alta cuanto más desciendes, y la subida después fue dura, nosotros solo descendimos un par de kilómetros y decidimos subir, ya que el calor era sofocante, pero si volviera con más tiempo, me encantaría bajar hasta el fondo del cañón donde existe alojamiento para pasar la noche, pero eso será en otro viaje, que espero volver a hacer.


Otro lugar que es archiconocido es la pasarela sobre el cañon, esta atracción es propiedad de tribus indias, con lo cuál, han convertido en un negocio este paraje, nosotros decidimos no visitarlo, ya que preferíamos ver el paisaje tal y como es, pero os muestro alguna foto del lugar, es una buena opción si queréis experimentar el vacío y comprobar la profundidad de este lugar.



Después de caminar durante buena parte de la mañana, hicimos una parada para descansar, nos dirigimos hacia la zona de visitantes, donde encontramos un restaurante estilo buffet bastante aceptable, una vez repuestas las fuerzas, continuamos la marcha hacía otro de los miradores, las vistas son espectaculares y como yo suelo decir, te sientes la cosa mas pequeña del mundo, pero lo mejor estaba por venir. Decidimos hacer un vuelo en helicóptero para sobrevolar el cañon, ya que a pie pierdes la vista de algunas caras del cañón, y aquí fue cuando pensé realmente lo insignificantes que somos, me emocionó mucho la experiencia y lo recordaré toda la vida.

Para terminar la jornada cogimos de nuevo el coche y nos dirigirnos a un punto desde donde la puesta del sol es espectacular, cuando el sol empieza a bajar, las rocas empieza a adquirir tonalidades rojizas, doradas y ocres, cómo si de un espectáculo de luces se tratara, solo puedo decir que fue, impresionante.


Sin duda, recomiendo visitar este lugar si tenéis la oportunidad, porque no os dejará indiferente, os aseguro que será toda una experiencia.
Con estas vistas, os dejo.
Hasta la próxima!!!






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